LAS PRIMERAS HORAS ME RECLAMAN

martes, 30 de marzo de 2010 en 10:15:00

Las primeras horas me reclaman.
Soy apenas un punto, una débil señal
donde crepita feliz un soplo de la vida;
soy una prueba, excitante paradoja
entre posible y efímero.

Tú no comprendes a la mañana
de apuradas luces y arrojadas ansias;
no comprendes que todo, absolutamente,
se reduce a ella, a la tenue esperanza de abrazarla
y burlar la inútil sentencia del invierno
con sus sienes nevadas y párpados fríos.

Es la certeza del regreso al viento
la que espanta a la otra,
esa que habla de lechos eternos
y ríspidos finales.

Las primeras horas me reclaman
y yo acudo, nuevo, a estrenarme
como flor, como nube, como beso.

EL AIRE SIEMPRE QUEDA

viernes, 26 de marzo de 2010 en 22:56:00

El aire siempre queda,
siempre espera la respiración ausente,
del aliento el murmullo,
de las hojas, aireado, el verde.

Por eso tras una noche perdida
vuelven amaneceres despiertos,
esperados, de oníricos zumbidos,
de rosas blancas estrenando miradas
frente al mismo muro,
a la misma puerta.

Por eso queda el aire
cuando se siegan las vidas,
cuando se acortan posesos los sueños…

por eso queda el aire…
suspira.

DE QUÉ LADO

martes, 16 de marzo de 2010 en 19:07:00

¿De qué lado de mi pecho te posaste
ave azul, ala de silencios?
Hubo una sombra gris en un costado,
mi hombro sin tu hombro,
la mano vacía.

¿De qué lado de la vida me pusiste
a esperar la hora final del crepúsculo?
O
¡Ay, esta mano vacía!
¡Ay, ese mar roto!

UNA TARDE DE MAYO

domingo, 14 de marzo de 2010 en 23:10:00

Una tarde de mayo, un día final,
se amalgamaron las células,
arribaron las nubes al gran puerto
y se quedaron a volar bajo el cielo,
sin destino, sin caminos, con aliento.

Tarde de mayo de colores desconocidos;
una mujer sufre agónica y feliz,
la puerta se abre hacia adentro:
todo se puede, nada está escrito
en las espaldas del viajero.

Una tarde de mayo, un día final,
se abre la puerta… entro.

PASA

lunes, 8 de marzo de 2010 en 20:32:00

Pasa y los ojos se vuelven marionetas,
sediciosos espasmos la siguen en secreto
y la aman de prisa mientras dura en las miradas
serena, inconclusa, frágil, ahuyentada.

Pasa y sobre sus zapatos se levanta el paisaje
trémulo de manos que caen en los bolsillos
sin nada que tocar después de sus piernas,
después de sus mejillas, sus labios, su belleza…

Pasa y sólo el sol se atreve a encederle la sonrisa
cómplice del ruido genital de los que miran
dispuestos a morir si ella lo pidiera,
muertos en un lapso vacío, sin historia.

Pasa y colorea el aire del tono del hallazgo
cierta de que rugen silentes los alientos,
y cuando ya no está se alivian los deseos,
pero en la tarde pasa, otra vez, alevosa.

AQUÍ ESTÁN LAS PEREDES

jueves, 4 de marzo de 2010 en 20:00:00

Aquí están las paredes como lisos finales;
los bordes de la cama, los inútiles zapatos.
Está el reloj cansado como viejo centinela
dando tumbos en tu oído.

Están los muebles oscuros excusando el espacio,
la guitarra y su clavo, las revistas y sus fotos
de mujeres apagadas, las miradas del retrato,
y un florero vacío, pretérito polvoriento.

El techo es una nube pintada de ojos,
la puerta es de salida a falta de nudillos,
nadie espera en ninguna parte,
tanto cielo es un martirio.

Mejor quédate adentro, que los días no te alcancen,
aquí tienes tu escenario decorado a la ocasión,
tienes las herramientas y las manos desatadas:
perfórate ahora el alma.

AMO LA SONRISA DE ESE SITIO

miércoles, 3 de marzo de 2010 en 20:30:00

Amo la sonrisa de ese sitio,
ese lugar supremo por donde amaneces,
allí donde escuché las palabras de barro,
y la oración del sol a mitad del día.

Allí sobreviven los besos rotos,
los suspiros tercos,
el silencio incierto.

Yo me vi a unos pasos del descubrimiento,
me adueñé del aire que se quiso aliento,
entregué mis armas y rendí mis muros
ante el firmamento sin nombre propio
donde sólo existen tus labios secretos .

SON ELLAS

martes, 2 de marzo de 2010 en 20:00:00

Siéntate a esperar, todo llega.
La música despierta las aceras
y las calles hacen olas que no son del mar.

Mira las paredes sumergidas en las aguas,
mira como miran los ojos de otros mundos
sin la carcomida niebla de tus ojos.

Se puede respirar aún;
aún existe la ciudad bajo el balcón
y tú queriendo huirte para siempre.

¿Quién puso esa silla junto a la ventana?
¡Fuiste tú! Tú te sentaste en ella aquella tarde
y desde entonces esperas a que vengan a buscarte,
a que te lleven a casa de verdad,
tal como en tus sueños.

No corras, es la vida, ¡no corras!
Surte tu rincón, besa tus manos,
son ellas las que dejan de cantar,
son ellas, asesinas de tus flores,
son ellas las que mienten;
son ellas… son ellas… son ellas…

PENA

lunes, 1 de marzo de 2010 en 20:00:00

Soberbia, gris, impertinente
se sube a cabalgar en mi cabeza,
trota y duele.

Al despertar se asoma perezosa
por sobre las orillas de su nido
afilada de los dientes.

¿Te ocupas tú de mí o yo de ti?
¿Me sirves de algún modo o sólo hieres?
¿Estaré a salvo?

Me sobrevolarás cuando esté muerto,
impúdicamente muerto en tus placeres,
mudo de los ojos.

Yo debería saberme de memoria
las puertas, las ventanas… las grietas…
estar vivo.

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