Erguidos, cual promesa de la tierra al cielo,
se abrazaban con sus ramas dejándonos la tarde
aclimatada en una sombra verde de almendras
a la que acudían los niños que volvían de la escuela.
Era cálido el murmullo del viento entre las hojas
tocadas suavemente por las últimas horas
de un sol confabulado con las húmedas raíces
que aferraban al suelo el sueño del follaje.
Los niños iban armados con ansia en los bolsillos;
las piedras iban en busca del fruto prohibido
y la cosecha se apilaba dentro de los zapatos;
tesoro que premiaba al disparo más certero.
Las viejas de la cuadra acomodaban sus chismes
bajo la protección de aquellos dos colosos
que soportaban todo y recibían poco,
amados solamente por las lluvias de mayo.
De puro agradecer la luz de aquellas aguas,
crecieron sus troncos, quizás hasta las nubes,
y un domingo temprano apareció el verdugo
y el hacha vigorosa les doblegó la altura.
Se acabaron las piedras y los chismes
y el sol se hizo cargo de incinerar portales;
el suelo abrazó para siempre unas raíces olvidadas
así como se olvidan las olas en la playa.
Mas cuenta un viajero que por allí pasó
que cuando las tardes son tibias y son de mayo,
sobre aceras y paredes de pronto se aparece
la sombra infantil de mis íntimos almendros.
se abrazaban con sus ramas dejándonos la tarde
aclimatada en una sombra verde de almendras
a la que acudían los niños que volvían de la escuela.
Era cálido el murmullo del viento entre las hojas
tocadas suavemente por las últimas horas
de un sol confabulado con las húmedas raíces
que aferraban al suelo el sueño del follaje.
Los niños iban armados con ansia en los bolsillos;
las piedras iban en busca del fruto prohibido
y la cosecha se apilaba dentro de los zapatos;
tesoro que premiaba al disparo más certero.
Las viejas de la cuadra acomodaban sus chismes
bajo la protección de aquellos dos colosos
que soportaban todo y recibían poco,
amados solamente por las lluvias de mayo.
De puro agradecer la luz de aquellas aguas,
crecieron sus troncos, quizás hasta las nubes,
y un domingo temprano apareció el verdugo
y el hacha vigorosa les doblegó la altura.
Se acabaron las piedras y los chismes
y el sol se hizo cargo de incinerar portales;
el suelo abrazó para siempre unas raíces olvidadas
así como se olvidan las olas en la playa.
Mas cuenta un viajero que por allí pasó
que cuando las tardes son tibias y son de mayo,
sobre aceras y paredes de pronto se aparece
la sombra infantil de mis íntimos almendros.
Qué dulces los olores del almendro
que envuelve cada uno de tus versos
que honra con poesía, tus recuerdos
y hechiza a los lectores con tu verbo...
Un abrazo inmenso,
de tu admiradora eterna.
tan inspirado como soñador tu poema e encanta, que al leerlo casi puedo decirte que me llego el aroma de almendras ...mmmm... que delicia!
un encant leerte!
saludos!
Me encanta la flor del almendro, es una de mis favoritas; PUEDE SER BLANCA, SONROSADA O ROJA, DEPENDE DE DONDE SE CULTIVA.
ASI TAMBIÉN ME GUSTA TU POESÍA,suave... languida...preciosa.
Un saludo poeta
siempre que vengo aquí encuentro vida y eso me llena... gracias por tus letras y por los almendros
Maravilla de recuerdos infantiles que se quedan enredados en algun pliegue de la memoria para siempre.
Hay personas, con un don especial, para al rescatarlos hacerlo con las m´´as bellas palabras y la musica precisa.
Un abrazo.
Se deslizan tus versos en cadencia sublime contando la historia de la infancia lejana y termina en el misterio de los sueños dulces, que lejos de morir, habitan en el viento, en la tarde y las almas.
Una belleza.
Saludos
Me encanta el almendro,
su exquisito olor
su bonita flor
tu la acompañas
con exquisitas letras
Besos
Los almendros, junto a los cerezos, son los árboles que me apasionan: por su belleza como árbol, por sus flores y olor, por sus frutos... por su esencia que derrama vida.
Este poema es un homenaje total a los almendros.
Abrazos.
¡¡¡QUÉ BELLOS SON LOS ALMENDROS!!Y CON TU HERMOSA POESIA,LOS EMBELLECES MAS.
BESOS.MJ
Los almendros, como todo árbol, son fieles y mudos testigos de nuestras sombras, de nuestras voces, de nuestro refugio bajo su sombra...
En sus venas llevan la sabia de la vida, empinados hacia el cielo, como elegantes figuras espesas de recuerdos...
¡Bellísimo poema, el que vistes de profundas imágenes!
Un abrazo poeta, cariños
Los almendros tienen un significado muy especial para mí. Cada vez que veo uno me recuerda a mi abuelo, él siempre decía que le gustaría ser almendro. Cuando aún vivía le regaló uno a mis papás (yo todavía vivía con ellos en aquella época) y a la semana de que falleció, el almendro comenzó a crecer y a ponerse precioso. De más está decir que siempre que voy a visitarlos me siento un rato con él. Me encantó tu poema. Me trajo demasiados sentimientos a la luz.
Cariños!
Mallorca es tierra de almendros.
Cuando están en flor son un placer
para la vista. Despues de leerte
tambien serán más de lo mismo para
los restantes sentidos.
Un abrazo.
Viajé hacia el pueblo de mi pasado y me vi pequeño jugando con las hojas de mi infancia detrás del árbol infinito.
Cuánta nostalgia encontré, me perdí entre sus ramas. Hermoso poema.
Saludos
Juan Carlos.
Kubán,tu poema es una maravilla..
Tanto,que has sembrado almendros en el corazón..y sus flores nos traen canciones de la infancia.
Qué júbilosas risas he sentido alrededor de tu poema..que se ha alzado sobre nosotros como un hermoso almendro..!!
Mi felicitación y mi abrazo
M.Jesús
Preciosos versos a quienes lo tienen muy merecidos esos almendros que son sombra que son un regalo de la naturaleza.
Como siempre un placer leerte un abrazo.
es cierto, hay árboles que nunca mueren en el recuerdo
Hermoso tu árbol....digno de tus palabras.
Recibe un cordial saludo berlinés.
Las flores de almendros son unas de las más bonitas.
Tu deleitas con tus letras esas flores y esos recuerdos.
Un abrazo
Estoy sintiendo el perfume de los almendros.
Tal es la fuerza del poema.
Preciosos almendros en flor
cada año renuevas mi alma
trituras el invierno sombrío
amaneceis cual nuevo día
Encantador poema de tus recuerdos compartidos, saludos.
Muy lindo!!
Kuban... exelente mi amigo... respiro el aire fragmentado en almendros... abrazos miles!!!
Por un instante recordé el cuento aquel, del gigante egoísta, aquí no había gigante pero si tus almendros, que a pesar de la muerte haber conocido, siguen vivos en el recuerdo de todos, ahora Tb. en el mío. Saludos Kuban, que tengas una excelente semana, parabienes…!!!
Dulce melancolía con almendros que acarian las mirads del pasado, de esos niños que se jugaban la vida en cada fruto... tal vez amargo..Una delicia de poema Kuban.
Uno de mis árboles preferidos, ya era hora que alguien les hiciera un homenaje. Más todavía si traen recuerdos de la infancia. Me he acordado de alguno que fue importante, gracias Kuban.