
A mi hija Anabel.
Si me hubieras visto a mí
descascarando la vida
cuando todo comenzaba,
cuando el cuerpo me llovía.
Si me hubieras visto a mí
deshojando margaritas
dos…tres veces por semana
con la sed de amor bendita.
Si me hubieras visto a mí
reclamándole al espejo
aquel rostro destrozado
por el sable del acné.
Si me hubieras visto a mí
dando por muerto al futuro
sólo porque un par de ojos
con rencor me abandonaron.
Si me hubieras visto a mí
desoyendo las palabras
que mis sabios y profetas
con amor me regalaban.
Si me hubieras visto a mí
tantas veces en el lodo
y otras tantas renaciendo
cual si no pasara nada.
Si me hubieras visto a mí
mundo arriba y mundo abajo
floreciendo entre guijarros,
malgastando amaneceres.
descascarando la vida
cuando todo comenzaba,
cuando el cuerpo me llovía.
Si me hubieras visto a mí
deshojando margaritas
dos…tres veces por semana
con la sed de amor bendita.
Si me hubieras visto a mí
reclamándole al espejo
aquel rostro destrozado
por el sable del acné.
Si me hubieras visto a mí
dando por muerto al futuro
sólo porque un par de ojos
con rencor me abandonaron.
Si me hubieras visto a mí
desoyendo las palabras
que mis sabios y profetas
con amor me regalaban.
Si me hubieras visto a mí
tantas veces en el lodo
y otras tantas renaciendo
cual si no pasara nada.
Si me hubieras visto a mí
mundo arriba y mundo abajo
floreciendo entre guijarros,
malgastando amaneceres.
o
Si me hubieras visto a mí
desprovisto de los dioses
trazadores de caminos
caminando sobre el riesgo.
Si me hubieras visto a mí
como ahora yo te veo:
despreciando a todo el cielo
por seguir al arcoiris.