Hay otra manera de mirar hacia la noche.
Me esperan sombras que no se ocultan,
ojos que presienten la posible partida
y lenguas que callan lo que ya está dicho.
Viejos rumbos atraviesan el instante
donde aún existo, donde suelo pasarme al otro lado
y asirme a ciertos y ocasionales regresos
del silencio soberano de su boca,
lugar donde empezaban antes los desvelos,
las pieles mojadas, la muerte del tiempo.
Le hacen falta a la noche sus lluvias,
sus atajos de estrellas,
su cabeza volviendo a la almohada;
le hacen falta su oficio de luna,
sus trillos al húmedo cielo;
le hacen falta las tardes de septiembre
sobre el níveo mármol del deseo.
Hay otra manera de mirar hacia la noche:
sólo faltas, sólo hieres, sólo espero.
Me esperan sombras que no se ocultan,
ojos que presienten la posible partida
y lenguas que callan lo que ya está dicho.
Viejos rumbos atraviesan el instante
donde aún existo, donde suelo pasarme al otro lado
y asirme a ciertos y ocasionales regresos
del silencio soberano de su boca,
lugar donde empezaban antes los desvelos,
las pieles mojadas, la muerte del tiempo.
Le hacen falta a la noche sus lluvias,
sus atajos de estrellas,
su cabeza volviendo a la almohada;
le hacen falta su oficio de luna,
sus trillos al húmedo cielo;
le hacen falta las tardes de septiembre
sobre el níveo mármol del deseo.
Hay otra manera de mirar hacia la noche:
sólo faltas, sólo hieres, sólo espero.
Le hace falta el amor, Kuban.
Sin éso, despojada la noche, amerita tu maravilloso poema.
Y compensa esa falta.
Un abrazo inmenso,
con mi eterna admiración
SIL
Excelente poema. Ni una sola palabra mas.
Un abrazo.
Muy buen escrito, te felicito, un placer pasar siempre por tu hogar, abrazos.
Hermosos versos amigo Kuban, siempre me y más que stifecho detu blog.
Un abrazo, compañero